Todo vuelve
a la misma soledad
de siempre.
Yo, lejos de ser
lo que vos podrás merecer,
queriendo quererte
con toda el alma,
volviendo
a las ganas de soñar
en el espacio
en que ya no estás
y que quizás,
nunca realmente estuviste.
Porque vos llegaste
con la luna
fugaz y terriblemente viva
y así mismo te marchaste.
Y no me es dificil pensar
en el brillo del sol
amaneciendo sobre tu cuerpo
y en esos ojos
tan profundamente hermosos
entrecubiertos
por tu pelo desaliñado,
sin cosmos que te gobierne.
Pero, ¿Y yo?
¿De qué me sirven, entonces,
estas ganas de quererte?
No hay comentarios:
Publicar un comentario