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Buchanan St Bus Station, Glasgow. |
Glasgow.
Faltando dos días para tomar el bus
¿Te acordás que fuimos a ver
Desayuno en Tiffany's bajo las estrellas?
Y caminamos de vuelta a tu casa
en una de esas muchas pequeñas aventuras
comprando las ofertas de última hora
así estuviésemos congelandonos del frío
llegamos, rempapados,
y me viste a los ojos
de la misma forma de aquella vez
en el aeropuerto de Managua
pero no dijiste nada
y dormimos.
Amanece
despierto y vos ya te habías ido a trabajar
dejo la cama, hago café
y te leo
"no puedo creer que te vayas"
me dijiste, así de claro
toda la mañana me llenaste
de mensajes de desesperación
que no podías creerlo
que no podías creerlo
y te fuiste temprano del trabajo
corriste a tomar la misma línea de tren
esa que va a Milngavie
-la misma que me explicaste mil veces
que no se pronuncia a como se escribe-
pero esta vez era distinta
porque si notaste los cardos a orillas del camino
los mismos que había cortado para vos
cuando recién había llegado.
Llegaste antes de lo que esperaba
y tocaste el timbre cuatro veces
-no se si por el frio o por la prisa-
te dejé entreabierta la puerta
en el tercer piso
del 492 de St Vincent Street
-como cada vez que llegabas-
y entraste con tu pisada fuerte de siempre
no colgaste tu chaqueta
y solo vi volar tu bolso
antes de sentir que me rodeaban tus brazos
y sentir el frio de la lluvia que te bañó de camino a casa
en mi pecho
y lo mojado de tu cara
-nunca supe que era lluvia y que eran lágrimas-
al rozar la mía mientras me besabas
como la primera vez que te vi partir
e igual que aquella
solo te detenías para decirme que me amabas.
¡Cuanto esperé escuchar esas tres palabras
que creí que habías olvidado desde aquel Enero!
Y llovía en la calle
y llovía en tu rostro.
Amaneció.
Cogí mi mochila y salimos hacia Buchanan St.
-total, te quedaba camino a tu trabajo-
en el camino tu mano buscaba la mía
y viceversa
para encontrarse por escasos segundos
antes que algun cruce interrumpia
llegamos.
Nunca había notado esa estatua
convenientemente, frente a donde se estacionaria mi bus
no hablabas nada
pero tus ojos decían todo.
Llegó el turno para subir
y antes de irme, me jalaste
"Te amo"
Esta vez no fue en inglés
y en lo profundo de tus ojos azules
ese simple frase me supo
a aquel reflejo del cielo en el salar de Uyuni
o en la cabaña que compartimos en Little Corn Island
y lo fue todo
y la lluvia no era más que la extensión
de lo que brotaba de mis ojos.
"Yo también te amo,
pero tranquila:
todo estará bien
y estaremos cerca"
Recuerdo que te dije,
con voz entrecortada.
Y llovía en la calle
y llovía en tu rostro.
Amaneció.
Cogí mi mochila y salimos hacia Buchanan St.
-total, te quedaba camino a tu trabajo-
en el camino tu mano buscaba la mía
y viceversa
para encontrarse por escasos segundos
antes que algun cruce interrumpia
llegamos.
Nunca había notado esa estatua
convenientemente, frente a donde se estacionaria mi bus
no hablabas nada
pero tus ojos decían todo.
Llegó el turno para subir
y antes de irme, me jalaste
"Te amo"
Esta vez no fue en inglés
y en lo profundo de tus ojos azules
ese simple frase me supo
a aquel reflejo del cielo en el salar de Uyuni
o en la cabaña que compartimos en Little Corn Island
y lo fue todo
y la lluvia no era más que la extensión
de lo que brotaba de mis ojos.
"Yo también te amo,
pero tranquila:
todo estará bien
y estaremos cerca"
Recuerdo que te dije,
con voz entrecortada.
Y me fui.
---------------------------------------------------------------
Madrid
¡Que duro fue escucharte anoche!
Saber que estabas en esa situación
tan incómoda
sola
vulnerable
y la impotencia de no hacer más
que reconfortarte por teléfono.
Pero ya hoy estás bien
y es otro día más para mí.
¿Que rápido se fue este mes
desde que me fuí, no?
Increible como ha pasado
y, aunque molesto,
sabes lo difícil que ha sido para mi
el encontrar donde quedarme en esta ciudad
pero esperanzas nunca me han faltado
ni las ganas de luchar por estas.
Y es jodido, te digo,
el no querer molestarte
con la frustración del día a día
el haberme ido de Sevilla
por el maldito entorno de violencia en que estaba
del que nunca te dije nada para no preocuparte
pero que dia a día me carcomía
al menos en Madrid, me dije,
tendré un respiro.
Hoy fue otro de esos dias
en que sentís que vivis algo
que te pasó en otra vida
y estas condenado a repetirlo
como un ciclo de dolor eterno
al que no podés escapar
porque ya es parte de vos
-ojo que no es reclamo a vos, sino a mi mismo-
¿Que cosas, no?
Recuerdo el momento exacto
Teleférico
Casa de Campo.
4pm.
Te debo los minutos exactos.
Me escribiste, solo para decirme eso:
mejor vete.
Y sin ningún preámbulo.
Nada quedaba de la estación de bus un mes atrás
ni la semana anterior tranquilizandote
casi que jurándote que me quedaría.
Pero hoy fue distinto.
El sol se puso lentamente
y terminaste de decirme adiós
ese mismo que iniciaste un Enero
hoy, Septiembre del 2016, finalmente
lo cerraste.
Intentaste llamarme
no te contesté
porque anoche
me dijiste que me amabas
y si un último recuerdo tendría de tu voz
sería ese.
Y así terminaste de irte
y así sigo intentando
decirte adiós
porque nunca supe bien como
y ya no tengo nada que me recuerde a tu voz
ni tu letra
ni al ondear de tu pelo
ni a como te ponías roja cuando te abrazaba
el sol de Managua
y yo ya no tengo nada
porque por darlo todo
perdí todo.
Recuerdo, antes de ese Enero,
que muchas veces hablamos
de que el próximo boleto
sería de una sola vía
y, de cierta forma, así fue
porque llegué a vos
y nunca realmente volví.
Y me sigo buscando
y ya dejé de esperarte.
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Casa de Campo, Madrid |
Madrid
¡Que duro fue escucharte anoche!
Saber que estabas en esa situación
tan incómoda
sola
vulnerable
y la impotencia de no hacer más
que reconfortarte por teléfono.
Pero ya hoy estás bien
y es otro día más para mí.
¿Que rápido se fue este mes
desde que me fuí, no?
Increible como ha pasado
y, aunque molesto,
sabes lo difícil que ha sido para mi
el encontrar donde quedarme en esta ciudad
pero esperanzas nunca me han faltado
ni las ganas de luchar por estas.
Y es jodido, te digo,
el no querer molestarte
con la frustración del día a día
el haberme ido de Sevilla
por el maldito entorno de violencia en que estaba
del que nunca te dije nada para no preocuparte
pero que dia a día me carcomía
al menos en Madrid, me dije,
tendré un respiro.
Hoy fue otro de esos dias
en que sentís que vivis algo
que te pasó en otra vida
y estas condenado a repetirlo
como un ciclo de dolor eterno
al que no podés escapar
porque ya es parte de vos
-ojo que no es reclamo a vos, sino a mi mismo-
¿Que cosas, no?
Recuerdo el momento exacto
Teleférico
Casa de Campo.
4pm.
Te debo los minutos exactos.
Me escribiste, solo para decirme eso:
mejor vete.
Y sin ningún preámbulo.
Nada quedaba de la estación de bus un mes atrás
ni la semana anterior tranquilizandote
casi que jurándote que me quedaría.
Pero hoy fue distinto.
El sol se puso lentamente
y terminaste de decirme adiós
ese mismo que iniciaste un Enero
hoy, Septiembre del 2016, finalmente
lo cerraste.
Intentaste llamarme
no te contesté
porque anoche
me dijiste que me amabas
y si un último recuerdo tendría de tu voz
sería ese.
Y así terminaste de irte
y así sigo intentando
decirte adiós
porque nunca supe bien como
y ya no tengo nada que me recuerde a tu voz
ni tu letra
ni al ondear de tu pelo
ni a como te ponías roja cuando te abrazaba
el sol de Managua
y yo ya no tengo nada
porque por darlo todo
perdí todo.
Recuerdo, antes de ese Enero,
que muchas veces hablamos
de que el próximo boleto
sería de una sola vía
y, de cierta forma, así fue
porque llegué a vos
y nunca realmente volví.
Y me sigo buscando
y ya dejé de esperarte.
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