domingo, 9 de octubre de 2016

Cortos en tu Ausencia.

Te convertí 
en mi más hermoso poema. 
Para leerte al alba. 
Bajo la lluvia. 
A la sombra de un árbol. 
Con un sol de verano.

Pero no te gustaba la poesía.


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Me viste irme
y, de nuevo, salieron de vos
palabras al viento
de esas que no cumplirías.


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En mi desesperación
por verte
por leerte 
por escribirte
me perdí
y aunque tomaste el cuaderno
que llené de versos para vos
esperando reencontrarnos
nunca aprendiste 
-o quisiste-
 leerme.

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 Los versos que te mando
-si, aún lo hago-
serán como la lluvia 
que cae en tu rostro 
en el gris de tu cielo
¿Lo sentís, o seguirá viva tu indiferencia?

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¿Qué debo hacer 
con las cartas cargadas 
de promesas vacías?

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Si tenés algo de compasión, volvé
y solo destrozame el corazón.

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Y, aunque trate de engañarme a mi mismo, 
volveria a cruzar el mundo por vos.



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