miércoles, 22 de agosto de 2012

Mis reflexiones sobre el caso de la tala de árboles en León.


En los últimos días ha sonado mucho en el quehacer cotidiano Leonés la tala de árboles en el parque central como parte del plan de revitalización del centro histórico. Como Ambientalista me duele el ver a la madre naturaleza sufrir como resultado de la irresponsabilidad Humana. Ante este caso, creo conveniente hacer un breve recorrido histórico a los hechos que nos llevaron a esta situación. Partamos desde mucho antes del nombramiento de la catedral como Patrimonio de la Humanidad. ¿Alguien conoce el plan urbanístico de la ciudad de León? ¿Alguna vez la comuna ha divulgado un plan tan importante como este? Lo dudo. ¿Por qué hago referencia a esto? Porque es básica la inclusión del Ornato así como la de protección y restauración de edificios históricos en un proceso de planificación como este. Insisto. ¿Alguien conoce este plan? ¿Alguna vez la alcaldía se “molestó” en comunicarlo a la población? Y, más importante aún, ¿Alguna vez la población EXIGIÓ la comunicación de un documento de este tipo? También lo dudo, porque de ser así, este problema se hubiera evitado. ¿Cómo? En primer lugar, nunca se hubiera alcanzado un nivel de deterioro en la zona como para una revitalización profunda como contempla el proyecto actual (entendiéndose deterioro como la ausencia de mantenimiento y la falta de conciencia de la población en general hacia el cuido de los edificios de la zona). Por otro lado, tampoco se les hubiese ocurrido la gran idea de optar por especies NO nativas (en su mayoría) para fines de ornato de la zona, sin tomar en cuenta las características de estas especies (raíces poco profundas como el caso de Ficus bejamina). El árbol no tiene la culpa de la irresponsabilidad humana. Pero insisto nuevamente, ¿La alcaldía comunicó? ¿Alguien exigió que se comunicara esta información?



Con esto, llegamos al contexto actual. La Imponente Catedral de León, muy visitada en el día por turistas nacionales y extranjeros que se maravillan por su historia, casi en iguales números que sus visitantes nocturnos, vagabundos y transeúntes que optan por satisfacer sus necesidades fisiológicas en sus centenarios muros. Aún con un deterioro notable, la UNESCO le otorga el título de patrimonio de la humanidad por tanta historia que no me toca abordar. Este nombramiento, tiene como resultado inmediato la obligatoriedad de un Plan para la Revitalización del Centro Histórico (Elaborado por la Alcaldía Municipal de León, específicamente por la Oficina Técnica de Gestión del Centro Histórico en el 2006 con la cooperación Española). A este plan inicial, se le realizan ajustes para ubicarlo en el contexto del año actual y, una vez aprobado y que cumpla los criterios del Organismo Donante (cooperación española), tiene la luz verde para su implementación. Entonces, cabría preguntarse, ¿Se Olvidaron de los Árboles? La Respuesta es NO. Cualquiera de nosotros que tenemos experiencia en la formulación de proyectos de inversión (más aún cuando el financiamiento es externo) conocemos la obligatoriedad de un Estudio de Impacto Ambiental donde se determine el grado de intervención en función al CONTEXTO, es decir, se determinó como el proyecto iba a afectar al medio ambiente en función a su ubicación como Zona Urbana (más detallada en el plan urbanístico). A partir de esto, se pueden identificar los impactos reales y las medidas paliativas eficaces para contrarrestarlos.







Foto: Augusto Somarriba


A vuelo de pájaro (no trabajé ni trabajo en el plan de revitalización) y, como Licenciado en Gestión y Desarrollo de Turismo y Ambientalista a Título personal, encuentro un parque central muy deteriorado por el paso del tiempo y el mal-uso de sus usuarios. En él, hay una población importante de Ficus benjamina así como Manguífera índica y otras especies pero en menor número que habían proliferado por la INEXISTENCIA de un programa de Ornato adecuado para la zona. Simplemente germinaron, crecieron y ganaron años y recuerdos en la vida de los Leoneses, total la vida se abre paso a pesar de nuestra existencia. Dado el contexto urbano, fue un error permitir la introducción de una especie comoFicus benjamina dado que sus raíces son superficiales y “rompen” aceras, cunetas, así como perforan tuberías y cualquier otra construcción cercana. Alguien dirá, “entonces trasplántenlos a su ambiente natural”. Bueno, entonces habrá que invertir un dineral para enviar a los Ficus benjamina de vuelta a la región de Indochina. La realidad es que esta especie (la más afectada con la tala) no se encuentra en Peligro de Extinción y su condición de especie Introducida reduce sus posibilidades de “salvación” en cualquier estudio de impacto ambiental”. Insisto. El árbol NO tiene la culpa. La culpa es de quien tuvo la genial idea de ubicarlo fuera de contexto, en lugar de optar por especies de raíces profundas y nativas del trópico seco de Nicaragua.


Por lo tanto, para la consecución de un Plan serio de revitalización que perdure en el tiempo era necesaria la remoción de especies que comprometían la integridad del resultado en un plazo entre corto a mediano. Sí, soy ambientalista, pero también trabajo en proyectos de inversión y estas cosasNO son mutuamente excluyentes. Al contrario, exige un mayor compromiso de reducir al máximo los impactos y garantizar una restauración del entorno natural más adecuado para el lugar. Tomando como ejemplo el plan de revitalización del conjunto de Sutiava, donde se plantaron Tabebuia rosea y Swietenia humilis, las cuales son plantas nativas y de raíces profundas (en el Caso de Swietenia sp.).

Entonces, la pregunta, es ¿Qué hacemos? ¿Cómo vamos a gestionar los proyectos de inversión y, sobre todo, como comunicarlos a la población? ¿Qué SOLUCIONES REALES podemos aportar? Naturalmente, estoy de acuerdo con cualquier propuesta que venga a proponer soluciones a los problemas de su Raíz. La Tala de los árboles es una consecuencia, de un problema estructural, como lo es la Falta de Comunicación desde la Alcaldía de León sobre los proyectos a realizarse, así como de una Apatía profunda de la población sobre el quehacer edilicio y sus obligaciones con la población. Vamos. Protestemos. Protestemos y Exijamos de la mano de un compromiso SERIO de quienes ostentan el poder pero también de nuestra parte, de despertar al día siguiente sin haber olvidado todo. No soy leonés, pero soy Nicaragüense. Soy Humano y parte de esta Tierra. Tan grave es un árbol caído por nuestra irresponsabilidad, como las toneladas de basura que se acumulan en la Terminal todos los días a vista y paciencia de todos y todas, como la profunda contaminación del “cauce chiquito”. A todos los compañeros y compañeras ambientalistas de León les invito a tomar esta situación como punto de partida para la inclusión de los movimientos y grupos ambientalistas organizados en la toma de decisión de los procesos comunales o municipales en el territorio. Involucrados y empoderados, realmente podremos realizar los cambios estructurales urgentes que León necesita. No lo Pidamos. Exijámoslo. Es nuestro derecho.

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