¿Recordás la sensación
de cuando, al dormir,
tenés el sueño más hermoso
y el final es interrumpido
por el pitido molesto
de la alarma?
¿Y de cómo,
aún pasando sobre la obligación
de levantarte intentás dormir de nuevo
y volver adonde lo dejaste
pero es inútil?
Eso describe bien
estos días lentos y grises
en que algo en mí
aún trata de aferrarse
a alguna efímera señal
de que fue realmente cierto.
Que no fue un sueño
el arco de tus ojitos negros
o la pulsera que un día te hice
no se desvaneció y realmente salió de estos dedos
o vos, diciéndome que te gustaban
el como mis ojos correspondían a los tuyos
cada vez que reíamos.
Quisiera saber donde buscar
esa respuesta que termine de despertarme
y decirme de una vez por todas
si todo fue en mi mente
y realmente soy el ser invisible
que alguna vez,
sin que vos lo supieras o quisieras,
fue parte de tu día a día
entre cubículos
detrás de los ventanales
con el sol poniente a lo lejos
o entre los rostros del tráfico lejano.
Quisiera saber
-y vaya que le he preguntado
al sol, la luna y las estrellas que nos cubren a los dos-
¿De que magia estás hecha
para que te siga soñando?
No se si tendré respuesta
y quizás nunca llegués a leer esto
y aunque no haga ninguna diferencia
te lo digo:
no te soñé mientras dormía
sino cuando muy despierto
te miraba cruzar esa puerta
y escuchaba tu "buenos días"
y pensaba en lo benditamente afortunado
que sería su un día llegara a ser
merecedor de poder sujetarte de la mano
y abrazarte
saberte viva, libre y plena
y que vos quisieras compartirlo conmigo.
te soñé despierto, muy despierto
y aún lo hago.