lunes, 22 de octubre de 2012

Despedida de Ara

Y así quedé
con las alas húmedas
por la lluvia
o el llanto
de los dioses
o el mío
ya ni se.

Mañana volverá el sol
No para mí
Ni para nosotros
Ya no somos lo que fuimos
Por tu avaricia.
Por tu ego.
Por tu culpa.

Nos expulsaste
De la tierra que nos vió 
nacer
crecer
vivir
y, ahora
morir.

Aunque no se
si llamarlo muerte
porque 
esto no lo decidió
ni tu Dios
ni nuestro Dawan

Lo decidió
tu cuchillo que cortaba 
nuestras venas
las venas de nuestra madre
quien, aunque lo hayas olvidado
es la tuya también.

Lo decidió 
esas maquinas terribles
que despedazaban
a pesar del grito
y lamento terrible de la tierra
del llanto amargo de la ceiba
y del barullo de mis hermanas
ahora convertido en profundo silencio

¿Por qué te vanaglorias por tu destrucción?
¿Acaso no te das cuenta que te destruyes a ti mismo?

No te entiendo.
Nunca lo haré.

¿Que será del mundo,
mañana que el sol salga?

Ya nos habremos ido.
Y tu estarás aquí.
Sólo.
Como, parece, es que quieres estar
Pero ¿sabes?. No estarás solo. 
Vacío.
Si, eso se acerca más.

Vaciaste el mundo
del canto
de la risa
del sueño
del verde
del agua
de la vida.

¿Valió la pena?
¿Es este el máximo logro
de tu ingenio?.

Pero.
¿Sabes que?
Ya no tengo 
las alas mojadas.
Ya tienen de nuevo 
ese rojo encendido
por el que me matabas.

Ya no soy de este mundo
No somos.
Te quedas vacío.
Como decidiste estar.
Me voy con Aubia
A volar por el espacio.
Donde nunca nos alcanzarás.

Aisabi.